Esta semana han empezado los trabajos arqueológicos en el yacimiento de Coll del Moro (Gandesa), un asentamiento íbero fortificado de unos 3.350 metros de la tribu de los ilercavones, que se encuentra en el municipio de Gandesa y que forma parte de la Ruta de los Íberos.
En la campaña de 2020 (que irá del 17 de junio al 10 de julio) se intervendrá en dos áreas del conjunto arqueológico: en el sector de la necrópolis de Calars y en el sector Poblado.
Desde 2014 un equipo de investigación de la Universidad de Barcelona y el Instituto Catalán de Arqueología Clásica lleva a cabo trabajos de excavación en el yacimiento y han hecho tanto prospección geofísica como pedestre, en la zona de hábitat y en las zonas bajas que se extienden a sur y a este del territorio de Coll del Moro.
Los trabajos están dirigidos por Rafel Jornet (UB), Maria Carme Belarte (ICREA-ICAC), Joan Sanmartí (UB), David Asensio (UB), Jordi Morer (UB) y Jaume Noguera (UB). El proyecto cuenta además con la colaboración y apoyo del Ayuntamiento de Gandesa.
Excavar con la COVID-19
La planificación y organización de la campaña se ha visto afectada por el contexto de la COVID-19 y se han tomado distintas medidas para adaptar las condiciones de trabajo a la seguridad necesaria y evitar los riesgos de contagio.
En primer lugar, se ha reducido al mínimo imprescindible la presencia física de arqueólogos y arqueólogas en el yacimiento y se han priorizado aquellos trabajos que requieren de menos personal para ejecutarlos, como, por ejemplo, la consolidación y restauración de restos arqueológicos o la adecuación del yacimiento.
Por otro lado, se han escogido trabajos arqueológicos en aquellos sectores del yacimiento que, por su amplitud, permiten garantizar sin problemas las distancias de seguridad y el resto de las normas de seguridad. Una de estas zonas es la de las cisternas del poblado.
Además, todos los arqueólogos y arqueólogas que participan en la campaña de excavación han hecho un curso de formación e información sobre el protocolo de actuación en la excavación para hacer frente a la COVID-19.
Finalmente, se han minimizado las pernoctaciones. Los arqueólogos y arqueólogas que participan en la campaña y son residentes de las Terres de l’Ebre se alojarán en sus casas particulares. Los que vienen de fuera, con el Ayuntamiento de Gandesa se ha habilitado un espacio en el albergue de temporeros con habitaciones individuales y servicio de cáterin individual para comer.
Resultados esperados
Con relación a la excavación del hábitat, el equipo se plantea acabar la excavación de la cisterna (empezada en los años 80) y fijar la secuencia cronológica de las distintas fases de utilización, que podría remontar al siglo VI a. C. hasta el siglo III-II a. C. y que parece que colmataría definitivamente (datos que habrá que confirmar o matizar con la excavación).
Esta sobreposición de estratos de diferente cronología, además, debería dar información relevante sobre datos paleoambientales: sabemos que la cisterna se reduce de medida, ¿podría este hecho ponerse en relación con un posible descenso de la pluviosidad durante la edad del hierro? ¿O es un hecho coyuntural de la propia dinámica de crecimiento urbano del asentamiento?
En todo caso, los investigadores consideran muy relevante obtener el máximo de datos posible en un sector clave donde previsiblemente se obtendrá información de la fase fundacional y de abandono del asentamiento.
Un yacimiento con una larga historia de excavaciones
El conjunto arqueológico del yacimiento de Coll del Moro aparece mencionado por primera vez por el famoso arqueólogo y catedrático de Prehistoria de la Universidad de Barcelona, Pere Bosch Gimpera, en 1914. En su diario inédito de excavaciones, describe restos de paredes recortadas por la construcción de la carretera y materiales cerámicos, entre los cuales destaca la cerámica ibérica a torno, con y sin decoración pintada.
No obstante, la primera intervención no tuvo lugar hasta 1953, con motivo de la erección de un monumento conmemorativo en el lugar de comando del general Franco durante la batalla del Ebro que se situó en el sector oriental de la necrópolis y que se conoce como Calars. En aquella ocasión, se excavaron seis túmulos en una intervención de rescate publicada por el Doctor Salvador Vilaseca en 1954.
Los años 1971 y 1974 se promovieron trabajos de excavación desde el Museo Arqueológico de Tarragona, bajo la dirección de Manuel Berges y Màrius Ferrer, que se centraron en los sectores de la necrópolis de Calars y Camp Teuler. El estudio exhaustivo de estas estructuras y sus materiales fue objeto de una tesis doctoral por parte de la Dra. Núria Rafel (Universidad de Lleida), que retomó los trabajos arqueológicos en la necrópolis y el hábitat.
El hábitat fue objeto de excavación por primera vez entre los años 1972 y 1976, bajo la dirección de Manuel Berges y Màrius Ferrer y, a partir de 1982, con la adquisición de los terrenos para la Generalitat de Catalunya, se iniciaron las excavaciones programadas, con intervenciones regulares hasta principios de los años 90 (en 2006 y 2007, el mismo equipo dirigido por Núria Rafel excavó el interior de la torre).
En 2014 se retomaron los trabajos de excavación en el asentamiento de Coll del Moro de Gandesa, en el marco del proyecto de investigación «El primer milenio a. C. en los territorios del curso inferior del Ebro: la formación, desarrollo y disolución de la cultura ibérica 2014-2017», liderado por la Universidad de Barcelona y con la participación del ICAC.
Hasta ese momento, las intervenciones (iniciadas los años 70) se habían centrado en el área norte, el área de la torre o fortín de Coll del Moro y en estructuras cercanas, pero el hábitat se conocia poco. La ampliación de la zona de excavación permitió localizar los restos de un sector de hábitat del sigle III a. C., con numerosos vestigios de los ciminetos de casas y calles.
La tercera campaña de excavación (2016) permitió documentar un conjunto de estructuras interpretadas como un molino de aceite del siglo III a. C., el más antiguo de Cataluña, que pertenece al ibérico pleno y se abandonó hacia el año 200 a. C. Por encima hay una fase posterior, romano-republicana, del 125 a. C. aproximadamente..
Los últimos trabajos arqueológicos se han centrado en la excavación de la llamada “zona 2″: un conjunto de edificios complejos formados por un cuerpo rectangular, con distintos ámbitos y adosado a un probable muro exterior. Las edificaciones se comunican entre sí mediante unos recintos absidales que, probablemente, tenían una función defensiva.
La campaña de excavación de 2019 (del 8 al 27 de julio) fue fundamentalmente de dibujo y documentación de estructuras. Los trabajos formaban parte del proyecto de investigación UB-ICAC «Formación, desarrollo y disolución de la cultura ibérica en el curso inferior del Ebro (s. IX-I a.C.)», dirigido por Rafel Jornet (UB – Món Iber ROCS), Maria Carme Belarte (ICREA-ICAC), Jordi Morer (Món Iber ROCS), David Asensio (UB – UAB – Món Iber ROCS) y Joan Sanmartí (UB). Con la financiación del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Gandesa.
Jornet, R.; Belarte, M. C.; Sanmartí, J.; Asensio, D.; Morer, J.; Noguera, J. (2020): “El Coll del Moro (Gandesa, Tarragona) y su contexto territorial: formación y desarrollo de un asentamiento urbano protohistórico”, Trabajos de Prehistoria 77 (1), 199-215.
Tribuna d’Arqueologia 2018-2019, vídeo de la conferència “Intervencions al jaciment Ibèric de Coll del Moro de Gandesa (Terra Alta) entre 2014 i 2018” (abril de 2019).
Jornet, R.; Belarte, M. C.; Sanmartí i Grego, J.; Asensio, D.; Morer de Llorens, J. (2016): «Noves excavacions al nucli fortificat del Coll del Moro de Gandesa (2014-2015)», Actes de les I Jornades d’Arqueologia de les Terres de l’Ebre (Tortosa, del 6 al 7 de maig de 2016), p. 345-358.