El investigador del GIAP Francesc C. Conesa y Jared Carballo (Universidad de La Laguna, ULL) nos hablan de VIGILANT. Este nuevo proyecto conjunto pretende arrojar nueva luz sobre la histórica red de atalayas defensivas que avisaban de la llegada de corsarios a la isla de Tenerife (Islas Canarias). El proyecto ha sido financiado recientemente por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias.
Conesa se encuentra actualmente realizando una estancia de investigación en el Laboratorio de Micromorfología y Biomarcadores Arqueológicos (AMBI Lab) de la Universidad de La Laguna (ULL), en Tenerife. Aquí, Conesa contribuye al laboratorio integrando la teledetección con la geoarqueología de suelos y sedimentos para entender patrones de uso y organización de los paisajes culturales en una variedad de contextos aborígenes y coloniales.
“Durante una visita de campo hace unos meses, documentamos los restos de una estructura circular de piedra en lo alto de una colina prominente cerca de La Laguna, la capital histórica de la isla y ahora un centro urbano que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO”, explica Conesa.
Vecinos y excursionistas locales conocían la estructura, pero no aparecía en ningún inventario oficial de patrimonio. Una búsqueda preliminar en archivos locales, fotografías aéreas y mapas topográficos dio como resultado más ubicaciones que podrían tener estructuras similares.
- Las atalayas se disponían en las cumbres con buena intervisibilidad para repetir las señales hacia el puerto, Santa Cruz, y la capital histórica de La Laguna, en el interior de la isla.
Conesa continúa: “Todos los datos recogidos apuntaban hacia una serie de estaciones de atalayas que usaban señales de fuego y humo para alertar al puerto y a los habitantes del interior de posibles barcos enemigos o flotas de guerra que navegaban cerca. La red de atalayas se estableció durante los inicios del colonialismo europeo en el siglo XVI y duró hasta la llegada de las comunicaciones por cable modernas en el siglo XIX. ¡Teníamos todas las piezas para convertir VIGILANT en un proyecto de investigación financiado!”.
«Este es un nuevo caso de estudio de arqueología de los inicios del colonialismo en contextos insulares».
Jared Carballo (ULL) codirige el proyecto: “Este es un nuevo caso de estudio de arqueología de los inicios del colonialismo en contextos insulares. Tenerife cuenta con archivos abundantes y bien conservados, y ahora estamos recopilando actas de reuniones del Cabildo que nos informan sobre el contexto político de las atalayas y la vida cotidiana de los vigilantes: sus nombres, el salario que recibían -si lo hubiera-, etc. También, podemos extraer los nombres de montañas y cerros que se usaban como estaciones de vigilancia de manera regular”.
Las atalayas se ubicaron en lugares de alta visibilidad para repetir las señales hacia el puerto principal, Santa Cruz, y la capital histórica, La Laguna, ubicada más hacia el interior.
Francesc C. Conesa and Jared Carballo están trabajando con un equipo de miembros del AMBI Lab y la ULL , junto con la piloto de drones del GIAP Paloma Aliende. Xavi Rubio- Campillo, director del grupo de investigación DIDPATRI de la Universidad de Barcelona, también utilizará HisTeNa, una nueva herramienta basada en Python para anotar, consultar y visualizar rápidamente información de grandes bases de datos de texto.
Las bases de datos geoespaciales son extremadamente útiles para recuperar la toponímia local.
La minería de datos de archivo y fuentes primarias es el primer paso para ir más allá en la validación de posibles ubicaciones de atalayas en mapas históricos y topográficos. “La agencia pública de datos espaciales de las Canarias, el GRAFCAN, ofrece mapas de alta resolución, cobertura Lidar y ortofotos históricas y actuales hasta una resolución de 12 cm”, comenta Conesa. “Estos conjuntos de datos geoespaciales son extremadamente útiles para recuperar la toponimia local, evaluar el análisis de intervisibilidad basado en SIG y planificar la prospección sobre el terreno”.
“Durante siglos, la red de atalayas fue la primera línea de defensa de la isla contra piratas, corsarios o enemigos de la Corona. Las personas que trabajaban como vigilantes eran pastores y agricultores, y mantenían sus actividades agropastorales mientras estaban de servicio. Como resultado, muchas ubicaciones de atalayas están asociadas con impresionantes restos etnográficos como cabañas y terrazas de cultivos. Por lo tanto, estamos estudiando la configuración inicial de los paisajes culturales coloniales de Tenerife”, concluye Jared Carballo (ULL).
VIGILANT inicia su fase inicial. El equipo se centrará en la red de atalayas en la reserva natural de Anaga y en los cerros alrededor de Santa Cruz y La Laguna. El análisis geoespacial del territorio se combinará con el trabajo de campo y la documentación aérea mediante drones durante este otoño. Se creará un primer inventario de ubicaciones de atalayas con un estudio de sus restos materiales asociados, para planificar nuevas excavaciones y, eventualmente, crear una serie de nuevas rutas de senderismo cultural.
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