El proyecto de investigación del ICAC sobre los acueductos romanos de Tárraco, liderado por Jordi López Vilar, ha sido galardonado por el Ayuntamiento de Tarragona con el XI Premio Tárraco, en reconocimiento de su labor al dar a conocer esta pieza tan relevante del conjunto arqueológico de Tárraco.
El Salón de Plenos del Ayuntamiento de Tarragona acogió el pasado 30 de noviembre de 2021 el acto de entrega del XI Premio Tárraco. Coincidiendo con el 21º aniversario de la Declaración de Patrimonio Mundial del Conjunto de Tárraco, el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, ha querido reconocer al equipo de investigación sobre los acueductos romanos de Tarraco.
Este galardón distingue aquellas acciones que promueven la conservación, preservación y difusión del patrimonio de la ciudad de Tarragona, tanto en lo que se refiere al conjunto histórico romano, como al resto de patrimonios universales materiales e inmateriales reconocidos por la UNESCO que son del ámbito de la ciudad.
El estado del conocimiento de la red hidráulica de la Tarragona romana antes de empezar el proyecto del ICAC dirigido por Jordi López Vilar era realmente precario
El objetivo principal del proyecto era localizar, describir y cartografiar detalladamente todos y cada uno de los tramos visibles de los acueductos, definir su trazado y elaborar un documento que permitiera su protección real y su futura puesta en valor. El estado del conocimiento de esta obra hidráulica era bastante precario, dado que sus recorridos eran imprecisos en bastantes lugares.
El alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, destacó el valor del proyecto premiado, «demostrando unos grandes conocimientos históricos sobre una infraestructura como los acueductos romanos». Por su parte, el consejero de Patrimonio, Hermán Pinedo, puso el énfasis en “el vínculo ineludible con el agua que siempre ha tenido nuestra ciudad. El río Francolí, Tulcis para los romanos, fue probablemente una de las razones por las que éstos decidieron fundar la antigua Tarraco en un próximo promontorio”.
El pueblo romano, conocedor de la riqueza del río Francolí, construyó una gran red de canalizaciones que permitía abastecer con su agua a la ciudad de Tarraco, recordó el consejero de Patrimonio del Ayuntamiento de Tarragona, Hermán Pinedo.
Y añadió: “Hoy, más de dos mil años después de aquello, podemos conocer al detalle cómo eran estos primeros acueductos excavados en la roca por los romanos, así como saber el trazado que seguía esta canalización desde el torrente de la Fonollosa hasta Tarragona. Una información que, sin duda, da luz sobre el origen de la ciudad de Tárraco y sobre su encaje económico en el territorio, así como sobre su transformación en capital provincial de la Hispania Tarraconensis. Este nuevo conocimiento sobre el pasado de Tárraco lo tenemos gracias a los trabajos de investigación impulsados desde el ICAC y desarrollados por un equipo humano multidisciplinar dirigido por el doctor Jordi López Vilar”.
Con la entrega del galardón, la ciudad de Tarragona quiere reconocer el trabajo del equipo humano que hay detrás de este proyecto y, también, reconocer la labor del Instituto Catalán de Arqueología Clásica con su contribución en la generación de conocimiento científico y en sus acciones a favor del patrimonio.
Conocer cómo nuestros antepasados se enfrentaron a la escasez de agua es un tema de primera magnitud
Por su parte, el director del proyecto premiado, Jordi López Vilar, quiso agradecer la distinción y también destacar el trabajo del equipo humano que ha participado en el proyecto, así como la colaboración de las instituciones y entidades que lo han hecho posible. En su discurso, explicó que “el agua es uno de los recursos más valiosos en todas partes, y en especial en la región mediterránea, que se ha enfrentado tradicionalmente a la cuestión vital de su acceso. Conocer cómo nuestros antepasados se enfrentaron a la escasez de agua es un tema de primera magnitud”.
El proyecto galardonado quiere contribuir a la protección real y futura puesta en valor de los acueductos romanos de Tárraco
Hace dos milenios, los romanos construyeron grandes infraestructuras hidráulicas, por primera vez, en nuestra casa. Los restos de este valioso patrimonio cultural relacionado con el agua colectiva se encuentran dispersos por el Camp de Tarragona, formando un mosaico que ha contribuido a la configuración del paisaje.
Ahora bien, el estado del conocimiento de la red hidráulica de la Tarragona romana antes de empezar el proyecto del ICAC dirigido por Jordi López Vilar era realmente precario. Sabíamos solo del trazado aproximado de dos acueductos y algunos tramos concretos, especialmente los más cercanos a la ciudad de Tarragona. Este desconocimiento generalizado ha provocado tal desprotección que en los últimos 40 años cientos de metros han sido destruidos sin control en roturas forestales, obras de grandes infraestructuras, urbanizaciones, etc. Una destrucción que ha generado una pérdida de información científica y patrimonio arqueológico.
Por lo tanto, el objetivo principal del proyecto era localizar, describir y cartografiar detalladamente todos y cada uno de los tramos visibles de los acueductos, definir su trazado y elaborar un documento que permitiera su protección real y su futura puesta en valor.
Los trabajos de prospección para ir localizando lo que quedaba de la obra romana supusieron bastantes semanas de caminatas a pie, en total cerca de unos 400 km, por campos de cultivo, eriales y bosques, alguna vez impenetrables, para ir localizando un recorte de la roca aquí o unas piedras con mortero de cal allá, testigos a menudo imperceptibles en los ojos profanos.
Posteriormente, ya en un trabajo más localizado, el equipo llevó a cabo excavaciones arqueológicas en diferentes puntos de los acueductos, situados en los términos municipales del Pont d’Armentera, Aiguamúrcia, Vila-rodona, Puigpelat, Vallmoll, los Pallaresos, el Catllar y Tarragona.
Durante los trabajos, los investigadores se dieron cuenta de la gran complejidad de la red romana de abastecimiento de aguas a la ciudad de Tárraco y sus villas inmediatas -que llegan a sumar un total de 120 km de conducciones- identificando nuevos acueductos, sus características y cronologías.
Además de los cuatro —no dos— acueductos que llevaban agua a la ciudad, había otros que la llevaban a algunas de las principales villas romanas que se esparcían por el territorio —como Els Munts, Ferran o Centcelles — (ver noticia relacionada).
Un panorama, pues, bastante complejo, que muestra la riqueza de nuestro patrimonio arqueológico, y que nos estimula a seguir profundizando en el estudio de la red hidráulica romana.
Las tareas han corrido a cargo de un equipo multidisciplinar formado por diez personas que pertenecen a diferentes instituciones: el Instituto Catalán de Arqueología Clásica, la Universidad Rovira i Virgili y la Universidad Autónoma de Barcelona. Jordi López quiso destacar especialmente la labor realizada por Josep Zaragoza, Joan Canela y Anna Gutiérrez Garcia-Moreno en las prospecciones; de Josep Maria Puche en el complejo trabajo topográfico; y de Lluís Casas en las analíticas. En el proyecto también han colaborado EMATSA, la Real Sociedad Arqueológica Tarraconense y el Centro de Estudios del Gaià.
Por otro lado, y pese a la buena voluntad, el proyecto no hubiera sido posible sin una financiación externa. Cabe destacar la buena acogida que recibió el proyecto, desde el principio, por parte del Consorcio de Aguas de Tarragona (que gestiona el moderno acueducto del Ebro) a través de su director SR. Josep Xavier Pujol, que proporcionó un primer impulso. Posteriormente, se sumaron la Fundación Privada Mútua Catalana, los ayuntamientos de la Secuita y los Pallaresos, y el Departamento de Cultura de la Generalidad de Cataluña. A todos ellos, el ICAC les muestra su agradecimiento.
En su discurso, Jordi López quiso acabar con una petición: «Todos sabemos que Tarragona necesita grandes inversiones en su patrimonio monumental. Dediquen también una pequeña parte a restaurar y poner en valor los pocos tramos de acueducto que han sobrevivido dentro el casco urbano y afueras, en el Camp de Mart, Quatre Garrofers, en la carretera de Sant Pere i Sant Pau o en la misma finca del Pont del Diablo, son una muestra del alto nivel alcanzado por la ingeniería romana y hay que mostrar convenientemente a la sociedad».
Podéis ver los últimos resultados del proyecto aquí.
El proyecto Els aqüeductes romans de Tàrraco (Projecte Quadriennal, Generalitat de Catalunya, CLT009/18/00098) está dirigido por Jordi López Vilar, investigador del ICAC, y está financiado por el Consorcio de Aguas de Tarragona, el Instituto Catalán de Arqueología Clásica, la Fundación Privada Mútua Catalana, el Ayuntamiento de Els Pallaresos y la Generalitat de Catalunya.
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