Gracias al trabajo de campo del proyecto Los acueductos romanos de Tárraco, ya se conoce todo el trazado del acueducto en detalle.
El trabajo de campo del proyecto Los acueductos romanos de Tárraco (proyecto cuadrienal, Generalitat de Catalunya, CLT009/18/00098) se han centrado en 2021 en el acueducto del Francolí y, más concretamente, en localizar todo su trazado y profundizar en su conocimiento.
El ICAC retoma así la labor que hizo en su día Martin Navarro (en el año 1908), que consiguió reseguir el acueducto desde Tarragona hasta Puigdelfí (Alt Camp), y José Sánchez Real (en el año 1949), que halló más tramos hasta llegar a Vallmoll (Alt Camp). Sin embargo, estos autores dejaron unas descripciones muy vagas condensadas en sendos artículos de prensa y sin ningún tipo de documentación gráfica, de manera que ese trabajo pretérito quedó reducido a una descripción genérica poco o nada útil.
Ahora podemos conocer todo el trazado del acueducto romano de Tárraco en detalle
En los meses de febrero y marzo de 2021 el ICAC inició los trabajos con un equipo formado por Jordi López Vilar (ICAC), Anna Gutiérrez Garcia-Moreno (ICAC), Josep Maria Puche (ICAC), Josep Zaragoza y, ocasionalmente, Oriane Bourgeon (ICAC) y Lluís Homdedeu. Esta primera fase permitió identificar, fichar y topografiar más de 50 tramos del acueducto del Francolí, de modo que ya se conoce todo el trazado del acueducto en detalle. El técnico de Tecnologías de Documentación Gráfica del ICAC Josep Maria Puche ha plasmado el trazado del acueducto en un mapa aéreo, en formato vídeo.
El punto de captación o caput aquae está en el tramo final del Torrente de la Fonollosa, poco antes de que libre sus aguas al Francolí, en el término municipal de Vallmoll (Alt Camp). Cerca de este punto se ha localizado un horno de cal presumiblemente romano (los investigadores están a la espera de recibir los resultados de unas analíticas, para confirmarlo -notícia relacionada-) que habría servido para la obra romana.
El Puente del Diablo tenía como principal objetivo mostrar un gran monumento, el primero y último que podían contemplar los viajeros que iban o venían hacia el interior de la Península
La canalización se puede seguir de forma discontinua por los términos municipales de Vallmoll, Garidells, Perafort, Pallaresos y Tarragona. Se ha calculado su longitud en 23 km desde el inicio hasta le entrada en la muralla, con una pendiente de un 2 ‰. La canalización, hecha de piedra y mortero de cal, tiene una sección interior de aproximadamente 90 cm de ancho y 70 cm de alto; y estaría protegida con losas, excepto en el tramo final más cercano a la ciudad, que tiene una mayor altura y está cubierto con vuelta. Las diferentes excavaciones llevadas a cabo por ahora llevan a una datación imprecisa de siglo I dC.
El elemento más conocido de este acueducto es el Puente de las Ferreres (o Puente del Diablo), que destaca per su monumentalidad, hasta el punto de que es uno de los edificios romanos que forman parte de la declaración de Patrimonio Mundial por la UNESCO. Hace unos años este puente fue objeto de excavaciones y de una restauración, pero no se va hizo una labor de investigación más allá del monumento en sí mismo.
Aparece un acueducto más antiguo, desconocido
La principal sorpresa de los trabajos ha sido el hallazgo de un acueducto más antiguo y de características totalmente diferentes. Este acueducto primigenio, el primero que se construyó en Tárraco, tomaría el agua del Francolí, por la altura de Puigdelfí (Alt Camp), y la llevaría a la ciudad después de recorrer unos 18 km.
Se ha localizado en distintos puntos y sus características son: que está excavado en la roca, sin ningún tipo de revestimiento, y con unas medidas de 1 m de ancho en la base y una profundidad variable de entre 0,60 y 2,50 m, dependiendo de la topografía. Su sección es trapezoidal o rectangular (según los tramos) y era un canal a cielo abierto. En un momento determinado este canal quedó rellenado de limos donde fueron creciendo algas como consecuencia de una falta de mantenimiento y ya no fue limpiado.
En su interior se han encontrado numerosos caracoles de la familia de los limneidos, típicos de este biotopo. Este hecho sucedió posiblemente en época de Augusto (en los limos se hallan únicamente fragmentos de cerámica ibérica y ánfora itálica), cuando el nuevo y flamante acueducto que tomaba el agua de Puigpelat —denominado Aqua Augusta— fue construido.
Cuando un tiempo después se armó un nuevo acueducto que cogía el agua más arriba, en el torrente de la Fonollosa, la nueva canalización se superpuso a la antigua, de modo que en diferentes lugares podemos observar los dos acueductos, uno encima del otro.
Hay, no obstante, una divergencia importante. Dado que en el primer acueducto no existía el Puente de las Ferreres, el canal hacía un recorrido de 3 km más en la zona donde nacían los tres barrancos que confluyen en el Puente. Este canal recortado en la roca es visible incluso en fotografía aérea y sirve en parte como límite entre fincas. Es un hecho importante porque demuestra que el agua llegaba a Tarragona sin la necesidad del Puente del Diablo.
De este primer acueducto se conocía algún indicio, pero ha sido ahora que se ha podido confirmar con total seguridad. De hecho, el profesor Sánchez Real ya había comentado, hace 80 años, que en la salida del Puente de las Ferreres parecía haber un canal que iba también en dirección contraria; y más recientemente unas excavaciones en el término de Perafort detectaron un tramo, si bien no quedaba claro si era una reparación puntual.
Esclarecida finalmente la secuencia de los acueductos de Tárraco
La labor de investigación del ICAC sobre los acueductos romanos en los últimos años ha esclarecido finalmente cuál es la secuencia histórica de los grandes acueductos que abastecieron la ciudad de Tárraco.
La secuencia se puede resumir de la siguiente manera:
- Primer acueducto del Francolí. Toma el agua del rio en la altura de Puigdelfí y, mediante un canal excavado en la roca a cielo abierto, llevaba el agua a la ciudad. Posiblemente realizado en los siglos II-I a.C., queda abandonado, posiblemente porque ya estaba en pleno funcionamiento el siguiente acueducto: el Aqua Augusta.
- Aqua Augusta. Es el único acueducto del que conocemos el nombre, gracias a una inscripción. Toma el agua en la zona de Puigpelat y es una canalización hecha de obra, cubierta con una vuelta que permitía a los encargados del mantenimiento circular por el interior. Por su técnica constructiva es el más importante y el más complejo, e incluye también galerías subterráneas excavades en la roca. Es de época de Augusto.
- Acueducto del Gaià. Es una canalización suplementaria del Aqua Augusta, con la que empalma. Toma agua en la altura de Pont d’Armentera y va hasta Puigpelat. Se caracteriza por ser de obra, con una sección de 60 x 60 cm y posiblemente estaba cubierta con losas. Se desconoce su cronología.
- Segundo acueducto del Francolí. El segundo acueducto del Francolí toma las aguas del torrente de la Fonollosa, muy cerca de su conexión con el rio, en el término municipal de Vallmoll. Como el anterior, es una caja de obra de dimensiones un poco superiores (90 x 70 cm), posiblemente cubierta con losas, que a partir de un cierto punto se superpone a su antecesor. Solo el tramo final, próximo a la ciudad, tiene una mayor sección y está cubierto con vuelta, de forma similar al Aqua Augusta. Como parte de su trazado, se levantó el Puente de las Ferreres, una obra que, como ya hemos comentado, resulta absolutamente inútil desde el punto de vista técnico. Esta obra se hizo en un momento indeterminado del siglo I d.C., puede que en su segunda mitad.
- Además de los acueductos que llevaban agua a la ciudad, había otros que la llevaban a algunas de las villas romanas que se esparcían por el territorio, para proveer las termas privadas y para regar las diferentes huertas. De estos, hace unos años se descubrió en Constantí el Pont de Caixes. Ahora se han descubierto dos más que cogen agua del rio Gaià, en la altura del Catllar. Uno de ellos parece que lleva el agua a la villa romana dels Munts, en Altafulla, pero estos aún están en un estado inicial de la investigación.
Las labores de investigación y excavación del ICAC, pues, han permitido captar la complejidad de la provisión de aguas a la ciudad romana de Tárraco, identificar los diferentes acueductos y sus características, y comprobar que el Puente de las Ferreres tenía como principal objetivo mostrar un gran monumento, el primero y último que podían contemplar los viajeros que venían o iban hacia el interior de la Península por la vía romana que discurría paralela a la orilla derecha del río.
El proyecto Los acueductos romanos de Tárraco está dirigido por Jordi López Vilar, investigador del ICAC, y está financiado por el Consorcio de Aguas de Tarragona (CAT), el Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), la Fundación Privada Mutua Catalana, el Ayuntamiento de Pallaresos y la Generalitat de Catalunya.
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