El Museo Bíblico Tarraconense y el ICAC han inaugurado la sala Tarracrópolis, un espacio de interpretación en la Parte Alta de Tarragona donde se funden el pasado, el presente y el futuro de la acrópolis de la ciudad.
La Tarragona romana, la medieval y la contemporánea se superponen y permiten establecer un relato para profundizar en el conocimiento de la historia y el patrimonio de la ciudad.
El proyecto, que ha contado con el apoyo de distintas instituciones y entidades, tiene aún potencial para crecer, ya que a diez metros bajo tierra se esconden más de 100 metros de galerías laberínticas de un refugio de la Guerra Civil perfectamente conservado y que llegó a acoger 700 personas.
Tarracrópolis es desde este lunes un nuevo espacio para visitar y conocer el patrimonio histórico de Tarragona. Se ubica en el interior del Museo Bíblico Tarraconense y consta de dos salas que, en la práctica, son un recorrido geológico, histórico y arquitectónico por la historia de 23 siglos de la ciudad.
En la primera sala hay una colección de inscripciones, algunas de las cuales son réplicas, que hay en Tarragona. Destaca especialmente la que se conserva en el interior de la Torre de Minerva y que es la inscripción más antigua de la Península Ibérica.
El proyecto arrancó a partir del descubrimiento de una de las exedras paganas del templo de Augusto en el subsuelo del Museo Bíblico Tarraconense
También se expone la réplica de la pileta trilingüe hebraica de Tarragona, que ya se presentó públicamente el pasado mes de julio y que es una réplica de una de las piezas más excepcionales que se conservan del mundo hebreo antiguo, actualmente conservada en el Museo Sefardí en Toledo.
El recorrido por esta primera sala incluye también la visualización de un audiovisual (disponible en tres idiomas) con la evolución de la historia de la acrópolis de Tarragona. Dos maquetas arquitectónicas a escala 1:200, en el centro de la sala, recrean el recinto de culto imperial romano (también conocido como el templo escondido del emperador Augusto) y la Catedral de Tarragona construyéndose hacia el año 1275, en la época medieval. Hay también una colección de grabados originales que muestran planimetrías históricas e imágenes de la acrópolis como ventanas abiertas al pasado, y una colección de numismática, con monedas desde época ibérica hasta nuestros días.
Las piezas epigráficas vienen acompañadas de códigos QR con los que acceder a su representación virtual en la colección de modelos 3D (que se presentó públicamente el mes de noviembre y que se encuentra disponible en abierto en la web del ICAC y en el portal Sketchfab). Así, la visita se puede hacer físicamente y también virtualmente.
Tarracrópolis es el resultado de más de veinte años de investigaciones del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC) y el Museo Bíblico Tarraconense. También han colaborado en el proyecto el Consejo Comarcal del Tarragonès, la Diputación de Tarragona, el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Tarragona (COATT), el Arzobispado de Tarragona, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y la Fundación Privada Mutua Catalana. El presupuesto se estima en unos 80.000 euros y ha requerido tres años de trabajos.
Del conocimiento científico a la socialización
Como destacó Josep Maria Macias, investigador del ICAC y uno de los responsables científicos del proyecto, este «supone un buen recurso pedagógico que ponemos a disposición de centros educativos e instituciones, como una herramienta complementaria en la enseñanza de la historia y el rico patrimonio de Tarragona».
El impulso de la FECYT (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología), destacó Josep Maria Macias, ha sido decisivo para poder dotar el proyecto Tarracrópolis de un espacio museográfico y pedagógico estable como herramienta pedagógica y turística del futuro, que ahora está a disposición de la ciudadanía.
Precisamente, una de las paredes de la sala museográfica es exactamente una de las exedras paganas del templo de Augusto, el descubrimiento de la cual fue el punto de inicio del proyecto. Desde este espacio también hay una ventana que permite contemplar una de las esquinas de la exedra y que forman parte del edificio anexo, actual sede del Consejo Comarcal del Tarragonès.
Con Tarracrópolis se ejemplifica un buen proyecto de transferencia del conocimiento combinando investigación y museografía
La segunda sala, más austera a nivel de musealización, era una antigua cisterna, probablemente romana, según los investigadores. Pero durante la Guerra Civil sirvió de refugio antiaéreo y llegó a acoger a 700 personas. De hecho, el refugio se amplió hacia el subsuelo, ya a diez metros bajo tierra y por debajo la cisterna. Esta zona, de momento, aún no es accesible para el público si bien está en perfecto estado de conservación. Hay más de cien metros de túneles con tres salidas al exterior: una al Museo Bíblico, una segunda en la calle de las Cocas y la tercera en la calle de Santa Tecla.
Un edificio que ha sido testimonio de cambios importantes, desde la época romana, como la construcción de la Catedral, la construcción del Hospital de Santa Tecla, la llegada del agua a la ciudad, o la construcción de las casas de los huérfanos y las huérfanas, hasta llegar a ser la Casa de los Concilios.
Así, el edificio donde se encuentra la sala Tarracrópolis es un verdadero palimpsesto estructural: “es como si estuviésemos en un corte geológico y este corte nos diera todas las coordenadas para interpretar la evolución de un espacio”, explicó Andreu Muñoz, director del MBT y uno de los responsables científicos del proyecto.
«Con Tarracrópolis se ejemplifica un buen proyecto de transferencia del conocimiento combinando investigación y museografía con la deseada sinergia de administraciones y entidades que aprecian el patrimonio y lo entienden como un activo indispensable para la formación integral de la sociedad», afirmó el Dr. Muñoz.
En la parte museográfica de Tarracrópolis han colaborado el Museo Diocesano de Tarragona cediendo algunas piezas de su colección, el Museo Sefardí de Toledo y, en su financiación, diferentes instituciones: el Consejo Comarcal del Tarragonès, el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología —Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades—, la Diputación de Tarragona, la Fundación Privada Mutua Catalana y el Colegio de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Tarragona.
El acto de inauguración tuvo lugar el día 14 de diciembre y contó con los representantes de estas entidades, así como también del arzobispo de Tarragona, Dr. Joan Planellas y del vicario general de la archidiócesis, Mn. Joaquim Fortuny.
Galería fotográfica (Arzobispado de Tarragona, fotos de Santi Grimau)
La sala de interpretación Tarracrópolis forma parte del proyecto de investigación TarrACro-POLIS: un viaje científico de 2.000 años de historia, financiado por la FECYT, Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FCT-18-13482) y es también ejemplo de la buena colaboración entre instituciones, ya que ha contado con el apoyo económico de la Generalitat de Catalunya (a través del proyecto cuadrienal CLT009-18-0102), la Diputación de Tarragona, el Consejo Comarcal del Tarragonès, la Fundación Privada Mutua Catalana y el Colegio de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Tarragona. Junto con la colaboración del Museo Diocesano de Tarragona.
El Instituto Catalán de Arqueología Clásica, ICAC és un centro CERCA creado como consorcio en 2003 por la Generalitat de Catalunya y la Universidad Rovira i Virgili. Tiene la sede en Tarragona, ciudad reconocida como Patrimonio Mundial por la UNESCO el año 2000, y está especializado en la investigación y formación avanzada en arqueología clásica.